Turbomarketing: la velocidad de respuesta como herramienta competitiva
La velocidad de respuesta puede ser utilizada por las empresas como herramienta competitiva, del mismo modo que puede utilizarse el factor precio, la calidad o la diferenciación en otros campos.
A esta vía se le conoce como «Turbomarketing» y puede aplicarse a diversos campos, como la comunicación, la distribución, la innovación y la venta, con notables efectos sobre la percepción de los consumidores. La eficiencia es la clave.
Comunicación turbo
La implantación de estrategias online en el mundo empresarial permite que reaccionemos de forma rápida a las consultas de los usuarios, pero también nos permite adaptarnos con agilidad a los cambios que se puedan producir en el mercado y a las crisis de imagen pública de la marca.
Esta alta capacidad de respuesta se ha seguido desarrollando mediante las redes sociales y supone todo un reto a nivel organizativo, pues debemos coordinar los mensajes de respuesta. Eso sí, tenemos que evitar que las prisas puedan terminar siendo perjudiciales, por lo que tendremos que priorizar, organizar y planificar.
De hecho, la planificación nos permitirá desarrollar respuestas tipo ante ciertos mensajes mucho antes de que estos nos lleguen, cuando estos sean previsibles o recurrentes.
Responder de forma eficiente y rápida en la red nos puede dar un plus de cara a otros competidores, disminuyendo el grosor del «muro digital» que nos separa de los clientes.
Por otro lado, un mal uso de esta capacidad puede resultar muy perjudicial, por la repercusión pública que podría adquirir. Si no somos capaces de ser rápidos y buenos, es mejor ser simplemente buenos, porque la velocidad puede acarrear una importante pérdida de calidad si los canales de comunicación interna no funcionan lo suficientemente bien.
Innovación a toda velocidad
A la hora de desarrollar un producto o solución, la velocidad en los procesos de investigación y desarrollo puede ser esencial. Siguiendo la máxima de «quien golpea primero golpea dos veces», cobra una mayor importancia según los ciclos de vida de ciertos productos son más cortos.
Por ejemplo, en el mundo de los smartphones existe una gran presión por ser los primeros en traer determinadas mejoras, como la calidad de las cámaras o la densidad de pixeles de las pantallas.
Del mismo modo, si surgen nuevas necesidades de consumo o tendencias relevantes, los primeros que sean capaces de crear soluciones específicas para satisfacerlas, lograrán fortalecer su presencia en el mercado adelantándose a los competidores.
Se suele decir que ser el primero se amortiza, no obstante, ser el primero no está carente de riesgos: los gastos en investigación son altos, una vez producida la innovación no tardarán en salir imitadores que no han tenido que afrontarlos de la misma manera, puede que el mercado no sea tan relevante como se pensaba y puede que la competencia sea capaz de mejorar nuestro producto atendiendo a sus puntos débiles.
Por tanto, para una pequeña empresa puede ser vital entrar en el mercado con un producto innovador, pero esto no es nada sencillo y en la mayoría de los casos puede ser más factible aplicar una estrategia de nicho de mercado en un sector ya en crecimiento.
Es importante que favorezcamos la creatividad dentro de la empresa, así como la comunicación de ideas de investigación y la identificación de problemas, debilidades y oportunidades.
Vende rápido y entrega urgente
Hay que acelerar los procesos de venta y pago, simplificándolos y eliminando fases innecesarias, pero también hay que disponer de un buen sistema de entrega, especialmente si hablamos de envíos a domicilio y compras online.
Hacer esto en ciertos campos ya no es una innovación ni supone una diferencia competitiva, sino un mínimo debido a lo fuertemente implementado que se encuentra.
Aún así, tendremos que garantizar que los envíos salgan rápidamente y que la información vinculada se maneje de forma fiable. De la misma manera, los productos disponibles en tienda deben ser suficientes en relación con la demanda y el ritmo de venta.
Al mismo tiempo, el sistema de envíos debe coordinarse con el de stock, permitiendo que no nos encontremos con bajones relevantes en la frecuencia de envíos, ni con esperas continuas por parte de los clientes. Esto se hace especialmente complejo según aumenta la variedad de productos servidos.