Personas y Liderazgo

Tres pasos para enriquecer un puesto de trabajo

sage

Enriquecer los puestos de trabajo supone realizar un esfuerzo por reorganizar las tareas con el objetivo de que cada empleado puede desempeñar una actividad variada y menos monótona, que aumente su independencia y la respondabilidad como forma de mejorar la motivación y que, por tanto, tenga efectos positivos sobre el rendimiento.

Los puestos de «trabajo enriquecidos» representan un cambio que no puede estudiarse a la ligera, pues en muchos casos nos llevará desde puestos especializados a otros más dinámicos, que por tanto necesitan de una gran organización, formación y planificación.

Ampliación vertical

Si buscas información sobre el enriquecimiento de puestos, es posible que te encuentres en muchas ocasiones con las palabras «ampliación vertical». Para entenderlo podemos imaginar que un puesto tiene dos dimensiones.

En la dimensión horizontal podríamos encuadrar las funciones desempeñadas y en la vertical las responsabilidades asumidas. Esto significa que una ampliación vertical supone asignar control y responsabilidad a los empleados que realizan las tareas, de modo que se aumenta la autonomía y la propia evaluación del desempeño.

El sentido de hacer esto pasa por hacer que los trabajadores se sientan más identificados con la tarea realizada y con la propia empresa, viéndose más alineados con los objetivos y comprometidos con los resultados.

Esto no significa que no existirán otros mecanismos de control, pero si que el empleado será consultado ante cambios en las operativas y que responderán directamente por su trabajo. Pese a lo que se puede pensar, los empleados que sienten tener más control sobre sus actividades, también se sienten más satisfechos y tienen una mayor libertad para mejorar su productividad.

Reestructurar las tareas

Para mejorar la eficiencia de los puestos de trabajo deberíamos tratar de reestructurar las tareas que se desempeñan en ellos, así como nuestra propia perspectiva sobre los mismos.

Para hacerlo deberemos identificar las tareas que se están realizando (fraccionadas, no en conjunto). No hablamos solo de las que se deberían estar haciendo, sino de las que efectivamente se están haciendo, pues en muchos casos nos encontraremos con sorpresas.

Una vez localizadas tendríamos que buscar la forma más lógica de unirlas para crear módulos de trabajo más amplios y menos divididos. Con ello podríamos introducir puestos donde, aún teniendo una mayor variedad de tareas, todas están relacionadas con un mismo proceso, de modo que se mejora la vinculación entre el empleado y la tarea.

En otras palabras, la ampliación horizontal no se trata de introducir tareas variadas sin conexión entre ellas, sino tratar de que los trabajadores participen en más áreas de una misma labor, mejorando el control de los resultados y posibilitando la primera medida que hemos mencionado en el punto anterior. Eso sí, al aumentar las habilidades necesarias para el desempeño, es bueno introducir nuevas políticas de formación.

Meter más tareas con el único fin de dar variedad en las cosas que se hacen, no suponen de por sí una mejora productiva, sino un pequeño alivio psicológico (el trabajo es menos monótono), que podría incluso tener un efecto contrario si no se hace con cabeza. Lo realmente relevante es hacer más participe al empleado del flujo de trabajo, de forma que pueda entender la lógica del mismo.

Es lo que se suele conocer como «unidad natural de trabajo»: crear puestos cuyas tareas sean significativas y fácilmente identificables, lo cual mejora el sentimiento de propiedad de las tareas por parte de los trabajadores, haciendo que se sientan más importantes y activos.

Mejorar el feedback

Si el empleado tiene más responsabilidades y tiene más radio de acción sobre la realización de las tareas, no tendría sentido no abrir canales de retroalimentación que puedan usarse de forma constante para comunicar las cosas que se pueden mejorar.

La empresa debe manejar la información, solucionando problemas, detectando nuevas maneras de actuar, etc. Además, los empleados deberían recibir continuamente información sobre su evolución respecto a resultados y rendimiento, pues esto les permitirá ser más consciente de los efectos de sus decisiones y autoevaluarse. La comunicación siempre debería tener un camino de ida y otro de vuelta.