Siete labores pendientes antes de una IV Revolución Industrial
Hace unos días se celebró en Davos el Foro Económico Mundial. Uno de sus ideólogos, Klaus Schwab, defiende que estamos ante la IV Revolución Industrial.
El tiempo dirá si tiene razón.Lo que sí está claro, de momento, es que la transformación digital está propiciando un conjunto de evoluciones en la empresa. Éstas son las principales tareas pendientes, especialmente en las pymes, en ese proceso.
1) Colocar al cliente en el centro de las decisiones
Sí, la transformación digital ofrece grandes oportunidades en relación a los clientes. Ofrece, por ejemplo, nuevos canales de comunicación con los clientes, mejoras en las fuentes de datos sobre sus características y comportamiento y en la forma de procesarlos. Ha traído grandes cambios al marketing.
Por su parte, el cliente quiere sentirse protagonista de las nuevas posibilidades que aporta la transformación digital. Teóricamente, esas novedades pueden traer una mejora en la calidad de los productos y de la atención al cliente y una disminución de los costes y de los precios. Y es la empresa la que debe transformar sus procesos para satisfacer esa oportunidad que se presenta.
Sin embargo, los cambios cuestan, la llamada transformación digital es un proceso que exigirá importantes esfuerzos durante mucho tiempo. No es raro ver empresas que intentan trasladar al cliente el peso del esfuerzo. Por ejemplo, pese a que hoy es posible que la relación entre cliente y empresa se desarrolle a través de múltiples canales, hay empresas reticentes a que sea el propio cliente quien tenga o vaya a tener la posibilidad de elegir en cada momento el canal para comunicarse con la empresa.
Uno de los efectos de la transformación digital es que el cliente cambiará. Quizá cambien algunos gustos, su formación, su información… Pero quienes más deberán cambiar son las empresas, ya que es su oportunidad para vender más, mejorar los márgenes gracias al incremento de la productividad (y la consiguiente reducción de costes) y mejorar su rentabilidad económica y financiera.
2) Gestionar los datos de forma eficiente y útil
Las empresas, y muy especialmente las pymes, están tomando conciencia de la importancia de los datos en la gestión empresarial. Hay muchos datos que pueden orientar las decisiones. Pero una cosa es saber que existen y que se les puede sacar mucha utilidad y otra bien diferente es saber aprovecharlos.
Cada vez hay más herramientas que facilitan el aprovechamiento de las oportunidades del Big Data y del Small Data en las pymes. El reto es disminuir aún más el número de pymes y autónomos que no consideran todavía implantar planes en este sentido.
La sencillez es clave a la hora de convencer a los rezagados. Se trata de que obtengan informes prácticos basados en datos muy sencillos de interpretar. Es habitual que un autónomo o el gestor de una pyme tenga dificultades para gestionar su tiempo y no quiera perder su tiempo con datos que no sea capaz de comprender.
3) Estudiar las posibilidades de la digitalización en la mejora de los procesos
La digitalización encamina a la empresa a un mayor conocimiento de su entorno exterior y da nuevas posibilidades de comunicación. Pero también afecta a la estructura interna de la empresa.
La digitalización de algunos procesos está más avanzada. Es el caso, por ejemplo, de la gestión documental, de los procesos de planificación y control o de los relacionados con el cumplimiento de trámites y obligaciones legales.
Pero hay que seguir avanzando hasta el corazón de los procesos de producción. La introducción de nuevas tecnologías controladas digitalmente debe cambiar integralmente la forma en la que se organiza la producción en la mayoría de las pymes.
4) Difundir por toda la empresa el conocimiento que aporta cada uno de sus miembros
Desde tiempos inmemoriales, el manejo del conocimiento ha sido uno de los principales quebraderos de cabeza. Las jerarquías han sido una solución para filtrar el conocimiento de los miembros de la organización y para poder ponerlo a disposición de quien, en cada momento, tenga que tomar una decisión.
Hoy, las tecnologías digitales, pueden descargar a las jerarquías una parte sustancial de esa labor de filtrado del conocimiento. Existen soluciones informáticas que se pueden adaptar a todo tipo de circunstancias y que permiten aprovechar todo el potencial de la inteligencia colectiva de la empresa.
Por su parte, las pymes y los autónomos deben aprovechar más el conocimiento que hay fuera de la empresa. Hoy es más sencillo que nunca. En el pasado reciente mucho de ese conocimiento se transformaba en programas que se instalaban en los ordenadores. Exigía a pymes y autónomos mantener estructuras informáticas complejas y solamente podían aprovecharse de las soluciones de uso más común en su actividad.
Hoy, con el SaaS, pueden emplear toda clase de soluciones, con aportación de conocimientos especializados en una variedad enormemente más amplia de campos, pagando solamente por lo que usan y sin necesidad de invertir en complejas infraestructuras informáticas, ni en su mantenimiento.
El reto de las pymes de hoy está en averiguar qué conocimiento necesita cada empleado, y la pyme en su conjunto, para desarrollar todo su potencial. Existen muchos medios digitales que pueden servir de apoyo externo.
5) Superar las barreras geográficas
Las tecnologías digitales están siendo el punto de apoyo de las pymes para su expansión nacional e internacional. Las tiendas online o la colaboración con marketplaces, por ejemplo, pueden ser vehículos para comenzar a exportar.
Los medios digitales ofrecen interesantes oportunidades para la contratación de trabajadores en lugares lejanos. Y lo mismo sucede con la búsqueda de financiación o de proveedores adecuados. Los procesos de búsqueda de recursos pueden llegar mucho más lejos.
Sin embargo, aún muchas pymes tienen una sensación de pérdida de control cuando se alejan del entorno físico de sus locales. Se sienten más cómodas dominando un lugar al que aplican el conocimiento de su negocio que tomando conciencia de su dominio del negocio y las posibilidades de aplicarlo a entornos diferentes.
6) Establecer procesos de control que permitan seguir el desarrollo de la transformación digital y sus posibilidades de mejora
La mayoría de las empresas están involucradas en una gran transformación. El siguiente paso es medir y analizar el desarrollo de la transformación digital. Y eso es particularmente importante en las pymes.
El control debe servir de guía en el proceso. Se ve lo que va bien, los imprevistos que han sucedido y la manera en la que se han afrontado. Y, con ello, se pueden diseñar propuestas de mejora en el proceso de transformación digital.
El problema reside en que aún demasiadas pymes y autónomos no están acostumbrados al control de sus actividades. Afortunadamente, ese número cada vez es menor, pero queda tarea por hacer.
7) Implementar estrategias y herramientas para la mejor comprensión del entorno
Comprender el entorno es fundamental en la transformación digital. Se trata de un proceso de cambios en el que la empresa se tiene que acompasar a las novedades del entorno.
Afortunadamente, la misma transformación digital que reta a las empresas a un entorno cambiante ofrece multitud de herramientas para afrontarlo. Sin embargo, la principal herramienta no es puramente digital, es el propio cambio organizativo.
El cambio organizativo, como la mayoría de los cambios, ofrece resistencias. Pueden provenir de la dirección, los trabajadores, los inversores, los clientes, los proveedores. En toda estrategia de transformación digital hay que trazar planes para vencer esas resistencias. En algunos casos, incluso esas resistencias pueden aportar visiones diferentes que descubran problemas a resolver para mejorar el conjunto del proceso.
Hablar de una IV Revolución Industrial es muy prematuro. Corresponderá más bien a los historiadores del mañana. Hoy corresponde trabajar muy duro en las tareas pendientes. La superación de los retos puede convertir en realidad esa IV Revolución Industrial.