Formación «in company»: una fórmula válida para aprender en la pequeña empresa
Aprender y formarse continuamente a lo largo de nuestra carrera profesional es algo en lo que la mayoría coincidimos que es absolutamente necesario. También es un pensamiento común el de que es difícil encontrar horas para dedicarlas a la formación, más en esta época turbulenta en la que andamos casi todos algo más ajetreados de lo normal. Pero hay fórmulas para resolverlo, como por ejemplo, la formación «in company», que también es asequible para pequeñas empresas.
¿En qué consiste la formación «in company»? En lugar de ir a formarte a un centro externo, en la formación «in company», el equipo docente se desplaza a tu lugar de trabajo, junto con todos los medios necesarios para impartir la materia correspondiente al curso. Es similar a cualquier otra modalidad de aprendizaje, pero la particularidad del desarrollo en la propia empresa, tiene una serie de ventajas e inconvenientes.
Ventajas de la formación «in company»
La principal ventaja de la formación «in company» es que permite al formador captar de primera mano el ambiente de trabajo en la empresa, con lo que puede adaptar fácilmente la formación a la realidad del negocio y del equipo de personas que lo gestionan día a día. Así saldrán ganando todos: Los alumnos, porque se les impartirá una formación acorde con sus necesidades; el equipo docente, porque habrán alcanzado el éxito y satisfacción del alumnado.
Por otra parte, la familiaridad del ambiente de trabajo predispone a los alumnos a un menor rechazo a la hora de participar activamente con preguntas y comentarios. La participación de los alumnos es algo fundamental en cualquier curso que se imparta, sin ella, mejor no haber hecho nada y haber dedicado el dinero a comprar libros y el tiempo a leerlos.
La formación «in company» permite un control total del alumnado, evitando sorpresas de última hora en el listado de asistentes, tanto de gente desconocida no deseable en un curso de formación, como de la gente de nuestra empresa que falte sin causa justificada. Me refiero al típico «revienta-cursos» que todos hemos sufrido en alguna ocasión y también al típico crack del escaqueo que se apunta al curso sólo para no ir a trabajar.
Desventajas de la formación «in company»
El organigrama puede hacer acto de presencia durante la formación y provocar que algunos alumnos, ante la presencia de sus responsables en el aula, se corten a la hora de participar. Esto puede pasar en otro tipo de ubicación ajena totalmente a la empresa, pero será un efecto mucho más acusado si se produce en las propias instalaciones. El revuelo causado en los momentos previos, cuando se preparan los equipos y salas de trabajo puede distraer la atención de los trabajadores. Mejor prepararlo lo más discretamente posible y, si se puede evitar hacerlo en horas de trabajo, mejor.
Las interrupciones provocadas por el día a día del trabajo (llamadas, visitas, reuniones, tareas pendientes,…) deben evitarse a toda costa si no queremos perjudicar al conjunto de personas y que la formación se imparta a trompicones. Hay que plantear horarios realistas, que se puedan cumplir y poner como norma que la formación no se interrumpa salvo causa de fuerza mayor, pero de fuerza mayor de verdad.
Conclusiones
Para la pequeña empresa la formación «in company» es una modalidad más a su disposición para que sus empleados aprendan nuevas materias y habilidades. Aunque pueda parecer que es un servicio caro, por el desplazamiento de los docentes, en general no tiene por qué tener un coste por alumno superior al de una formación tradicional. En mi opinión, en la pequeña empresa sólo tiene sentido para cursos de corta duración, no tanto para otros tipo máster, que tienen como punto fuerte la diversidad profesional de los participantes.
Para el caso de las empresas de muy pocas personas y los autónomos, puede ser interesante la fórmula «in company» con gente de fuera (proveedores, compañeros de oficina compartida, clientes,…). En cualquier caso, la formación in company es una fórmual más a nuestra disposición, que debemos considerar a la hora de montar una acción formativa en nuestra pequeña empresa.