Datos y analítica: del exceso de información al conocimiento
Datos, datos y más datos. Hoy en día todo está medido. Y si no lo está, se puede medir. Internet y las tecnologías digitales son las principales responsables de este ‘mare magnum’ de información. ¿Pero de qué te sirve tener cifras y más cifras si no sabes aprovecharlas? De nada. Las empresas que saben gestionar bien su ‘data’ juegan con ventaja. Recogen datos de sus clientes que luego convierten en conocimiento por medio del análisis. Esa es la clave.
¿Te acuerdas de aquel famoso eslogan que decía “la potencia sin control no sirve de nada”? Con los datos sucede algo muy similar.
Imagina que tu socio te dice: “Hemos recibido 10.000 visitas a nuestra web y hemos generado 75 transacciones este verano”. Genial, ahora cruzad los dedos para que siga habiendo ventas.
Esta vez imagina que el mismo socio te dice: “Hemos recibido 10.000 visitas. Un 25% de éstas volvieron a visitarnos dos días después de haber leído nuestro blog y haber participado en nuestro concurso de Facebook. Una semana después se produjeron 50 transacciones, y las 25 restantes ocurrieron al activar la campaña de retargeting”. Esa es la diferencia entre tener datos y tener conocimiento, y deberías aspirar a lo segundo.
De los datos al conocimiento: pasos a seguir en un análisis
Es importante saber interpretar los datos, de lo contrario son sólo números. Esto requiere tiempo, esfuerzo y paciencia, pero merece la pena. Te va a permitir tomar decisiones apoyándote en hipótesis bien fundadas.
Puedes empezar tu análisis tomando los siguientes pasos como una referencia:
- KPI’s: fíjate en lo realmente importante. Supón que tienes una moto. De todo lo que tienes que valorar para ver si está en buen estado te quedas con tres cosas: nivel de aceite, presión de los neumáticos y líquido de frenos. Bien, esos son tus indicares clave, también conocidos como KPI’s (Key Performance Indicators en inglés). Pues con los datos de tu negocio ocurre igual: tienes que centrar tu análisis en los 4-5 más importantes. Si intentas abarcar demasiado puedes incurrir en lo que en el argot de la analítica se conoce como “parálisis por análisis”.
- Establece patrones.En verano el tráfico de tu web baja, pero las interacciones en Instagram aumentan. Después de Navidad, las búsquedas relacionadas con las rebajas aumentan. En los datos suele haber patrones. Si eres capaz de detectarlos, puedes aprovecharlos a tu favor.
- Detecta anomalías. Supón que acabas de lanzar una nueva versión de tu ecommerce. Analizando los datos te das cuenta de que vendes menos. Sigues investigando y descubres que es en dispositivos Apple donde se han desplomado las ventas. ¿Por qué? Resulta que tu carrito de la compra falla en este sistema operativo. Es un ejemplo inventado, pero podría ser real. Si detectas una anomalía en tus datos, investígala. Tira del hilo, probablemente encuentres algo interesante.
- Relaciona los datos. Tu negocio seguramente tenga áreas muy diversas: ventas, gestión de ‘stock’, marketing, redes sociales… Dependiendo del análisis que quieras hacer, ayuda mucho analizar las cifras de todos estos departamentos de forma conjunta. Al fin y al cabo, lo que sucede en tu ‘stock’ afecta a tus ventas, y esto puede terminar influyendo en tu estrategia de marca.
Redes sociales: una puerta abierta a tu gente
Los datos no siempre son cifras en bruto. La opinión de tus clientes y de tu público potencial es una información muy valiosa también. “Mi pedido ha llegado roto”. “Pagué hace dos semanas, pero aún no he recibido nada”. Considera estas valoraciones como un pequeño gran regalo y úsalas para mejorar y hacer las cosas bien.
Aquí las redes sociales son tus grandes aliadas. Ten en cuenta que un 83% de los españoles reconocen ser seguidores de marcas en social media (‘Estudio anual de redes sociales 2017’, IAB Spain) Estos canales te van a permitir escuchar a tu gente y hablar con ellos. Facebook, Twitter, Instagram… Úsalos bien y lograrás parametrizar el sentimiento que genera tu empresa.
Cookies y datos personales: el marco regulador del RGPD
Ya lo adelantaba al comienzo de este post: Internet es el gran campo de recogida de datos. Prácticamente cualquier interacción de un usuario está medida: páginas visitadas, duración de la visita, búsquedas, app’s descargadas, vídeos vistos… Esto se consigue -entre otras cosas- gracias a las ‘cookies’: pequeños archivos que las páginas que visitas instalan en tu navegador.
Formularios que se rellenan solos, redes sociales que recuerdan tus credenciales… Dale las gracias a estos ficheros. De acuerdo con lo que establece la Agencia Española de Protección de Datos en su ‘Guía sobre el uso de las cookies’, estos archivos cumplen una “triple función técnica, de personalización y de análisis”. Así, si trabajas con herramientas de marketing como Google Analytics o Google Adwords, vas a poder entender cómo navega tu público por tu web y servir anuncios personalizados mediante la instalación de cookies en sus navegadores.
Ten en cuenta que en estos casos estás accediendo a información personal de tus visitantes, como por ejemplo su dirección IP. Esto está regulado en la UE por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que establece condiciones muy rígidas para el acceso y tratamiento de los datos personales.
Conclusión: súbete al tren de los datos
Las cifras que genera tu empresa son sólo una pequeña parte de un ecosistema empresarial de datos que no ha hecho más que empezar a rodar. Habrás oído hablar de conceptos como el ‘big data’, ‘data mining’ o el ‘machine learning’. Estas tecnologías se sustentan al 110% sobre datos y son el futuro. Fíjate en el cambio de enfoque que esto lleva implícito: no es que los datos sean clave para gestionar tu negocio (que lo son, y mucho), es que los datos están empezando a ser el negocio.
Ahí queda. Espero que este post te haya servido de ayuda para entender la importancia de cultivar una buena cultura de datos en tu empresa o negocio. ¡Hasta la próxima!