Cómo puede revolucionar blockchain el control fiscal para empresas y ciudadanos
Analizamos el papel que puede tener blockchain en la tributación en tiempo real y los retos que plantea.
- La cadena de bloques, un arma efectiva de la lucha contra el blanqueo y para la tributación en tiempo real, pero que, a la vez, plantea nuevos retos para las Haciendas
- El rastreo de los movimientos de las criptomonedas será un importante reto para el control fiscal en todo el mundo
El blockchain supondrá una revolución en los próximos años parecida a lo que internet supuso en su día. Cosas hoy impensables serán posibles, como un control fiscal en tiempo real.
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Los efectos pueden trasladarse tanto al día a día fiscal de los contribuyentes como a los procedimientos de inspección. Y, por lo tanto, tendrán una indudable repercusión en la forma de hacer negocios y en la planificación fiscal.
¿Qué es el blockchain?
La cadena de bloques o blockchain es una tecnología que está en pleno desarrollo en lo que a sus aplicaciones prácticas se refiere. Por definirlo de forma sencilla, se trataría de un protocolo de intercambio de datos donde la información se guarda en bloques. Cada uno de ellos tiene metadatos relativos a otros bloques de la cadena anterior en una línea temporal.
Así, la información puede estar en un entorno distribuido, de forma que nos olvidamos de que todo se guarda en un mismo centro de datos y podemos funcionar con una base de datos pública no relacional que contiene un registro irrefutable de la información que contiene.
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Con todo ello, aplicaciones no le van a faltar a esta tecnología. Promete, entre otros muchos aspectos:
- Modernizar el sector de la fabricación.
- Mejorar la gestión de la cadena de suministro
- Automatizar muchas aplicaciones contables y trámites fiscales.
- Agilizar el funcionamiento seguro de los registros públicos.
Pero ¿es seguro? Esta es la pregunta que muchos se plantean cuando hablamos de esta tecnología. La realidad es que una de sus primeras aplicaciones prácticas fue financiera, siendo utilizada la tecnología de cadena de bloques para realizar transferencias internacionales, que pasaron de tardar dos días a efectuarse en tiempo real. Se trata, por tanto, de una de las tecnologías más seguras para este tipo de información.
La cadena de bloques promete una revolución fiscal
Una de las aplicaciones más interesantes, sobre todo para los Gobiernos, es la relacionada con la fiscalidad. La cadena de bloques permitiría registrar los datos financieros de empresas y ciudadanos. De esta forma, Hacienda tendría los datos financieros en tiempo real. Esto no ocurrirá a corto plazo, aunque sí se están ya dando pasos para su implantación progresiva pero, a la vez, imparable. Los gobiernos son los principales interesados, pero también lo son ciudadanos y empresas.
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A nivel fiscal esto supone una revolución. Para el ciudadano se acabó hacer la declaración de IRPF, que estará calculada en tiempo real, la Agencia Tributaria se encargaría de hacernos llegar un borrador, mucho más exacto del actual, y solo tendríamos que corroborarlo.
Con el uso del blockchain se acabaron las trimestrales del IVA o los modelos informativos, los datos los tendrá la Hacienda en tiempo real
Para las empresas supondría el fin de las declaraciones mensuales o trimestrales de IVA, las declaraciones informativas y prácticamente todo tipo de impuestos, donde Hacienda ya tiene la información en tiempo real y simplemente remitiría la liquidación para las compañías. Pero también del SII y la remisión de facturas que ya estarían controladas por la Agencia Tributaria al momento de realizar la transacción.
Pero lo cierto es que todavía queda mucho camino por delante para ver resultados concretos. Aun así, debemos tener claro que gobiernos de todo el mundo están trabajando para ponerlo en marcha. Posiblemente, veamos los primeros pasos, las primeras aplicaciones, dentro de unos pocos años.
Un arma para la lucha contra el fraude y el blanqueo
El blockchain también supondría un arma muy efectiva para la lucha contra el fraude y el blanqueo de capitales. Un mayor control de la información implicaría menos posibilidades de ocultar ingresos al fisco.
Con una tributación en tiempo real en la que todo queda registrado en bases de datos distribuidas es mucho más complejo cometer fraude fiscal
Será mucho más sencillo controlar operaciones registradas fiscalmente en tiempo real y cuyo rastro va quedando marcado en bases de datos distribuidas e inmutables. Además, todo ello se produce en un contexto de fuerte interconexión.
Los retos que plantea blockchain para el control tributario
No obstante, esto también tiene una cara oculta, puesto que esta misma tecnología es la que permite el uso de criptomonedas. Las más populares son los bitcoins, pero existen muchas otras.
La Agencia Tributaria ya tiene un plan específico para controlar el uso de monedas digitales con el fin de tratar de evitar la opacidad en las operaciones. Por otro lado, debemos tener en cuenta que este tipo de criptodivisas son muy utilizadas por el crimen organizado. Un ejemplo sencillo: es la moneda en la que se reclaman los rescates cuando un cibercriminal secuestra los archivos de una empresa y los cifra.
Una de las características de esta tecnología de cadena de bloques, el anonimato, hace que rastrear el uso de criptomonedas sea especialmente complicado. Pero no es absoluto, ya que las transacciones registran datos como la dirección IP, por lo que sí existe alguna opción de identificar a los propietarios de los monederos electrónicos.
¡Comparte! Te contamos cuáles son los principales retos que plantea blockchain en materia de control fiscal.
En este sentido, una de las mayores preocupaciones a nivel internacional es establecer una regulación de las operadoras de cambio de criptomonedas para que faciliten información a las agencias estatales sobre las operaciones efectuadas con criptomonedas. Algo complicado de realizar porque, aunque se consiga con la mayoría, otras naciones quedarían como paraísos fiscales opacos para las haciendas estatales.
Por lo tanto, nos encontramos ante una herramienta que promete mejorar el control de las operaciones y simplificar el cumplimiento de las obligaciones fiscales. Al mismo tiempo, transparentar el movimiento opaco de fondos constituye un reto importante para el futuro próximo.