Las pymes españolas ya saben cuál es su asignatura hueso de este curso
Comienza el curso y los escolares españoles se preparan para adquirir nuevos conocimientos y entrenar diversas destrezas. Ya antes de empezar, la OCDE nos alerta del gran reto de este y de los próximos cursos: la formación tecnológica.
Dirk Pilat ( director adjunto de ciencia, tecnología e innovación de la OCDE) ha estado en España y ha participado en congresos y entrevistas en los que ha manifestado su visión del avance de la digitalización en España.
Los puntos fuertes y débiles según OCDE
Pilat reconoce que España ha avanzado mucho en la difusión de la fibra óptica. No obstante, cree que hay que seguir avanzando en ese camino. Es importante que la proporción de la población que se quede al margen de este proceso sea mínima.
Sin embargo, cree que falta cultura digital en España. Las pymes son la principal preocupación. Estamos ante un proceso de cambios y las que tengan trabajadores con menos habilidades digitales tienen menor probabilidad de sobrevivir.
Apunta que el reto es crear un ambiente digital de confianza y seguridad en el que participe casi toda la población. No solamente se trata de disponer de buenas infraestructuras de comunicación, sino de saber usarlas.
También ha alertado de lo complejo que es regular ese cambio tecnológico. En concreto, señala que es muy importante acertar con el momento adecuado. También cree que las reglas del juego deberían ser lo más homogéneas que sea posible, tanto dentro de un mismo país como entre países.
¿Por qué es tan importante la formación tecnológica?
La tecnología es muy importante para las empresas, pero para ello es necesario contar con una buena capacitación tecnológica de los empleados. Las razones son múltiples.
Los empleados tecnológicamente capacitados elevan la rentabilidad de las inversiones
Las inversiones son un motor de la productividad. Los trabajadores mejor dotados pueden producir más. Sin embargo, para ello es vital saber extraer todas las posibilidades a cada elemento de la empresa.
El Internet de las cosas irá haciendo que cada vez un mayor número de activos tangibles esté conectado. Además, la información generada en ese contexto constituirá un importante intangible para cuya gestión se necesitan empleados tecnológicamente capacitados.
La capacitación tecnológica favorece la llegada de nuevas generaciones de capital
La obsolescencia tecnológica provoca una aceleración del ritmo de amortización de los activos. Eso implica un importante esfuerzo inversor para las empresas. En contrapartida, las nuevas adquisiciones incorporan a las empresas a una senda innovadora. Se participa de un proceso de difusión de los avances que se han producido en el entorno exterior.
Cada nuevo modelo, supone una necesaria actualización de las destrezas tecnológicas. Cuanto mayor sea la formación tecnológica, más sencilla será la transición de la máquina, el equipo, el local o cualquier otro elemento antiguo al nuevo. Y cuanto menor sea el coste de la adaptación más sencillo será que la empresa se mantenga en permanente actualización tecnológica.
La formación tecnológica nos proporciona mejores trabajadores
Las cualidades de los trabajadores son fundamentales en toda clase de empresas. Conocerlas es uno de los principales retos a los que se enfrenta toda buena gestión de recursos humanos.
La capacitación tecnológica mejora la relación de los empleados con la tecnología, pero la cosa no queda ahí. Debe ser capaz de mejorar aspectos como la atención, la concentración, la habilidad para desarrollar varias tareas simultáneamente, la capacidad para analizar y describir problemas complejos, las destrezas relacionadas con la búsqueda de información, las capacidades de comunicación, etc.
La formación tecnológica como oportunidad para extraer el máximo potencial
Uno de los grandes retos de la incorporación de nuevas tecnologías es el relacionado con las desigualdades. Previsiblemente, si los beneficios se concentran en una proporción pequeña de la población, la resistencia al cambio tecnológico será muy importante. Si, por el contrario, actúa como elemento cohesionador, la disposición de la mayoría será favorable.
En ese aspecto, la formación tecnológica juega un papel muy importante. Su extensión entre la mayoría de la población es un requisito, si no suficiente, sí probablemente necesario para que los trabajadores tengan una oportunidad de desarrollar todo su potencial. Para las empresas, aportaría una mayor disponibilidad de trabajadores aptos para ejercer sus funciones en un entorno laboral cambiante.
La capacitación tecnológica facilita los procesos de reciclaje y reconversión
Previsiblemente, en los próximos años aparecerán nuevos sectores y se transformarán muchos de los existentes. Algunos puestos de trabajo e incluso empresas completas no podrán sobrevivir al cambio. Necesariamente, no pocas personas se verán obligadas a reorientar su futuro profesional.
Ese proceso tiene costes y beneficios para los empleados. Los dotados de mejores destrezas tecnológicas verán un camino más sencillo. Estarán mejor informados de sus opciones, más preparados y serán más conscientes de los retos.
Las habilidades tecnológicas mejoran el trabajo en equipo
La conectividad es una de las principales características de la tecnología actual. La participación de varias personas, e incluso máquinas, en una misma tarea es cada día más sencilla. Las limitaciones de tiempo y espacio para que más intervinientes colaboren en un proceso se reducen con rapidez. Hay más oportunidades para trabajar digitalmente en equipo.
A pesar de ser una herramienta muy poderosa, hay que saber emplear la conectividad. Hay que formar a los estudiantes y trabajadores para que sepan emplear el dispositivo correcto en cada situación.
El papel de la tecnología en el consumo
Multitud de empresas en todo el mundo se hacen la misma pregunta: ¿serán capaces de manejarse los clientes con nuestra nueva propuesta? Dedican muchas horas a la transformación digital y el producto es uno de los protagonistas. El reto es que los consumidores puedan emplear las novedades tecnológicas que se incorporan. La usabilidad del producto se convierte en una prioridad.
La capacitación tecnológica es un factor clave que debería facilitar el proceso. Cuanto mayores sean las habilidades tecnológicas de la población, más sencillo es encontrar público para apuestas más modernas. Y, para el consumidor, el aprendizaje tecnológico le aporta una gama más amplia de oportunidades de consumo que están al alcance de sus conocimientos.
La tecnología y la mejora de los procesos
Una tecnología incorpora unas posibilidades nuevas de elección a la hora de desarrollar una determinada tarea. Algo que sin ella no era posible, ahora lo es. Por ese motivo juega un papel central en muchas innovaciones de procesos. Además, una parte de las nuevas tecnologías están precisamente centradas en el control y la detección de fallos en los procesos. Incluso, el desarrollo de la inteligencia artificial deberá proveer cada día más herramientas para resolver errores de ejecución.
La capacitación tecnológica disminuye notablemente los costes de la mejora de los procesos. Provee un conocimiento de cómo se manejan las herramientas necesarias. Al mismo tiempo, habitúa a los trabajadores a los procesos de cambio.
La capacitación tecnológica y la sociedad del conocimiento
La adquisición y gestión del conocimiento es uno de los principales retos de la empresa moderna. Hay que conocer a los trabajadores, los clientes, la competencia, las propias novedades tecnológicas, los procesos, el marco normativo, etc. Las tecnologías de la información y el conocimiento son los grandes aliados en esa tarea.
En este sentido, las principales destrezas tecnológicas que conviene reforzar son las relacionadas con el manejo de la información. Hay que saber cómo recogerla, dónde almacenarla, a través de qué medios transmitirla, cómo y con quién compartirla, cómo analizarla y presentarla a otras personas, cuándo no debe ser revelada, etc.
La tecnología y los procesos de crecimiento empresarial
Las nuevas tecnologías deben, por un lado, aportar crecimiento económico que procure más demanda a la mayoría de las empresas. Por otro lado, las telecomunicaciones facilitan las relaciones empresariales con lugares más distantes. Además, se hace más sencillo aplicar el conocimiento de la empresa a la ampliación de su línea de productos.
Pero una empresa más grande genera un manejo de la información más complejo. Hay más órdenes, requerimientos, reportes, reuniones, contratos, información contable, controles, necesidades de planificación, etc. Afortunadamente, también hay cada día más herramientas tecnológicas para afrontar los retos de esa mayor dimensión. Su manejo es progresivamente más sencillo y van ofreciendo cada vez más calidad. Por ese motivo una población habituada a ellas puede mejorar mucho la productividad de las empresas.
El factor ético de la educación tecnológica
Es el uso que se da a las tecnologías lo que las convierte en benéficas o perjudiciales. Su amplia difusión plantea un enorme conjunto de cuestiones éticas sobre su aplicación. No todo lo que es posible es conveniente. Además, en muchos casos existen muchas posiciones diferentes.
El reto formativo es doble. Por un lado, para poder enjuiciar éticamente una tecnología hay que tener, por rudimentario que sea, algún grado de comprensión de cómo funciona. De lo contrario, se puede caer en el tecno-optimismo o tecno-escepticismo sin fundamento. En segundo lugar, es necesario adquirir conocimientos sobre la dimensión ética de los actos en los que empleamos las tecnologías.
Las destrezas tecnológicas de la población y la evolución del marco jurídico e institucional
El marco jurídico e institucional evoluciona paralelamente al cambio tecnológico. Ejemplos de ello son la contratación, la facturación, las nóminas, la firma, el sello, el suministro de información tributaria o la contabilidad en formatos electrónicos. La evolución de la Administración electrónica es otra buena muestra de ello.
La influencia de la educación tecnológica es doble. Por un lado, es un motor del cambio jurídico e institucional. Cuantas más personas cuenten con habilidades tecnológicas suficientes, más probable es que se difundan nuevos formatos. Por otro, se hace necesario el apoyo formativo para que la población vaya conociendo la repercusión jurídica de las novedades tecnológicas.
La transformación digital es uno de los retos más importantes en décadas. Quedan muchos desafíos pendientes y la educación digital es uno de los más relevantes.