Personas y Liderazgo

11 errores que no puedes cometer en las cenas de empresa si quieres seguir optando al ascenso

Sage

El mes de diciembre ya es típico además de las reuniones familiares las cenas de empresa. Tanto es así que en muchas ciudades se empiezan a anticipar a finales de noviembre por las dificultades para reservar mesas para grandes grupos. Son cenas donde se exalta el compañerismo, se olvidan pequeñas fricciones y se refuerza la pertenencia al grupo. Pero también se pueden convertir en un momento complicado si no sabemos comportarnos. Por eso vamos a ver 11 errores que no puedes cometer en tu cena de empresa si quieres seguir optando al ascenso.

Este tipo de reuniones rompen un poco con las normas y las relaciones laborales establecidas. Además las bebidas contribuyen a que el tono de celebración sea desinhibido, muchas veces más de lo que nos hubiera gustado. Si durante todo el año hemos estado cultivando una imagen, no podemos tirarlo todo al traste por una noche.

Errores que no debemos cometer en la cena de empresa

Vamos a ver algunos que he podido observar a lo largo de los años, y que se repiten con demasiada frecuencia:

  • Beber más de la cuenta es todo un clásico. Las cervezas de antes, el vino con la comida y las copas de después. Si tardan en traer la comida y vamos con el estómago vacío el efecto puede ser demoledor, tanto que puede que sólo recuerdes lo que hiciste por las fotos o vídeos que tus compañeros se pasarán por WhatsApp durante el resto del año.
  • Esto nos lleva a la siguiente recomendación, mejor merendar en casa para no ir con el estómago vacío y no comer como si no hubiera un mañana. Si es un coctail, puede que la comida escasee, en todo caso, no acapares la tortilla como si llevaras años sin comer. Tampoco debemos criticar la comida, ya sea por la cantidad o la calidad de la misma.
  • Se pueden gastar bromas, tener conversaciones más distendidas, pero todo dentro de un límite. No podemos permitir que se nos vaya de las manos y reírnos del jefe y ponerle en evidencia. Seguirá siendo nuestro jefe después de Navidades, y hay ciertas cosas que nos pueden parecer divertidas, pero a él no tanto. Amables y divertidos, sin ser ofensivos, caminamos por una delgada línea roja. Si no estás seguro del terreno que pisas, mejor no decir ciertos chascarrillos sobre el jefe.
  • Llegar el último e irse el primero. Si llegamos cuando todo el mundo ya está sentado y están esperando por nosotros, malo para nuestra imagen. La impuntualidad nunca está bien vista en la empresa, so nos vamos los primeros sin ni siquiera esperar al discurso del jefe, también fallamos. Si tenemos que irnos antes o llegar tarde de forma ineludible, mejor hacérselo saber de alguna manera.
  • La cena no deja de ser una reunión de trabajo. Podemos hablar de temas laborales, pero no tocar cuestiones espinosas. No es el momento de hablar de trabajo o forzar la toma de decisiones sobre ascensos, sueldos, asignación de proyectos, etc. por mucho que estas reuniones nos permitan conversar o acercarnos a determinados cargos en la empresa que durante todo el año son más inaccesibles.
  • No es fácil encontrar temas de conversación adecuados. Mejor rodearse de gente con la que nos sentimos a gusto. También es importante evitar temas conflictivos, política y religión sobre todo. En una comida de trabajo a la que asistía por primera vez, recuerdo que un compañero veterano nos leyó la cartilla a todos. «Todos eramos del Real Madrid, estábamos casados o en vísperas de casarnos y todos votábamos a partidos conservadores». Nuestro jefe tenía un perfil muy conservador y no veía con buenos ojos determinados aspectos.
  • Cierto que es una reunión informal, pero tampoco podemos ir mal vestidos. Nada de camisetas con mensajes. Tampoco trajes, la regla debería ser vestir como los viernes sin corbata en las empresas… Si no llevamos corbata habitualmente, discreción y sobriedad, mejor que arriesgar.
  • Nada de tensiones sexuales en la cena de empresa con otros compañeros. No es el momento de resolver ciertos tonteos que pueden surgir en el trabajo, al menos no delante de todo el mundo. Por supuesto, si nos embarcamos en este tipo de relaciones, es fundamental saber que ambos están de acuerdo. Nada de acosos o acciones unilaterales por ninguna de las partes.
  • No estar toda la cena pendiente del móvil. El objetivo es relacionarnos en un ambiente más distendido. Si estamos toda la noche pendiente del teléfono, ignorando a nuestros compañeros de mesa, poco bueno va a decir de nosotros. ¿Estaremos igual en el trabajo cuando nuestro jefe no nos está vigilando?
  • Una cosa es relacionarse con los demás y otra ser el centro de atracción. No eres Pepe Reina, no tienes que hacer de animador, contar chistes, ser el primero de la conga o acabar encima de la mesa. Que no se te vaya el tema de las manos.
  • No ir. La empresa paga la cena, organiza el acto. Si se habla más de que faltas que si vas, no te puedes permitir faltar. Otra cuestión es si son los propios empleados los que tienen que pagarse la cena, aquí ya hay diferentes puntos de vista.

Es complicado saber estar en un acto de este tipo y salir bien parado. No pasar desapercibido, ser simpático, amable y no acaparar la atención. Muchas veces ni siquiera es nuestro jefe el que lo consigue. Tenemos que pensar que de aquí a unos meses entraremos en el despacho para pedir el ascenso.