Temporada 3: Resiliencia empresarial
Los empleados ante el fracaso: ¿cómo volver a motivarlos?
En este artículo se destaca la importancia de promover una cultura de transparencia y aprendizaje en las empresas, liderada por gestores que brindan apoyo y fomentan la resiliencia en sus equipos.
- El fracaso en el lugar de trabajo es uno de los puntos más importantes a la hora de gestionar equipos.
- La validación emocional o el desarrollo de la autoestima serán algunas de las herramientas con las que afrontar el fracaso.
«Superar la aprensión con la corrección de una imagen determinada de uno mismo. Afrontar la posibilidad de fracasar para librarse del pánico». – Claire Marin, Les Débuts.
En su libro Les Débuts (Los comienzos), publicado en 2023, la filósofa Claire Marin destaca la importancia de superar los miedos profundamente arraigados y los sentimientos de imposibilidad debidos a fracasos pasados, así como las prohibiciones tácitas que pueden impedirnos alcanzar todo nuestro potencial. Desde este punto de vista, el éxito no consiste solamente en lograr algo, sino también en superar los prejuicios y los límites que nos imponemos a nosotros mismos. El fracaso en el lugar de trabajo —el propio término «fracaso» puede ser demasiado fuerte, o incluso emplearse mal— es omnipresente en el mundo empresarial. Es prácticamente imposible pasar por la vida profesional sin conocerlos: la pérdida de un cliente, los comentarios difíciles de directivos poco formados, los objetivos incumplidos o el rechazo de un ascenso. Ante estos retos, ¿cómo podemos devolver la confianza a los empleados y volver a implicarlos plenamente en su misión?
Antifragilidad y fall forward: El fracaso como caldo de cultivo
En el mundo de la iniciativa empresarial y el liderazgo, existe un poderoso concepto conocido como «caer hacia delante». Este concepto refleja la idea de que los fracasos no deben considerarse paradas definitivas, sino oportunidades de aprendizaje y crecimiento. «Caer hacia delante» se convierte en una invitación a aceptar los fracasos como oportunidades de crecimiento y transformación personal, para ampliar los límites de lo que creíamos posible. Este concepto encaja perfectamente con la visión de la antifragilidad en los negocios, inspirada en la obra de Nassim Nicholas Taleb, en particular en su libro Antifrágil: Las cosas que se benefician del desorden.
Para cultivar tanto la antifragilidad como el «caer hacia delante» (falling forward) en las empresas, es esencial promover una cultura de apertura y transparencia, en la que los fracasos se consideren oportunidades de aprendizaje y no fuentes de culpa. Los líderes desempeñan un papel crucial en este proceso al fomentar la responsabilidad personal y ofrecer un apoyo tangible que permita al equipo recuperarse. Al identificar las causas del fracaso, desarrollar planes de acción concretos y celebrar los progresos, los equipos pueden recuperar la confianza y adoptar una mentalidad proactiva, en la que cada desafío se convierta en una oportunidad de «caer hacia delante».
De la aceptación del fracaso a los mayores éxitos
El inspirador ejemplo de Candide Thovex, campeón francés de esquí, ilustra a la perfección la sinergia entre la antifragilidad y el «caer hacia delante». A pesar de un grave accidente que podría haber acabado con su carrera, Thovex recurrió a sus recursos personales y mentales para reinventarse, desarrollando una nueva disciplina y superando los límites de su deporte. Esta historia muestra cómo aceptar el fracaso y aprender de él puede conducir a un éxito extraordinario, al convertir los obstáculos en oportunidades para la reinvención y la innovación. En última instancia, integrar la antifragilidad y el «caer hacia delante» en la cultura de una empresa contribuye a crear un entorno en el que la incertidumbre y los retos se consideran catalizadores del crecimiento, en lugar de obstáculos que hay que evitar. Es esta capacidad de prosperar ante la adversidad lo que distingue a las empresas antifrágiles, preparadas para afrontar los retos futuros con una actitud previsora.
La caja de herramientas del gestor antifrágil
En realidad, nunca desarrollaréis equipos resilientes si no aceptáis que la gente puede cometer errores, porque eso forma parte intrínseca del proceso de éxito. Vuestros empleados necesitan saber que pueden caerse, porque vosotros estáis ahí para levantarlos, para que puedan asumir riesgos supervisados y motivados.
Validación emocional
Empezad por reconocer y validar las emociones del personal, y a entender el impacto que el fracaso puede haber supuesto en su ego. Expresad empatía y demostrad que comprendéis que puedan sentirse heridos o desanimados.
Reconocimiento de los esfuerzos
Recordad a los empleados que el fracaso no pone en entredicho su valor como persona ni sus competencias profesionales. Destacad los esfuerzos que han realizado y las lecciones que pueden aprender de esta experiencia para seguir progresando.
Centrarse en el aprendizaje
Animad al empleado a centrarse en los aspectos positivos del fracaso, y destacad las oportunidades de aprendizaje y crecimiento que ofrece. Ayudadlos a extraer las lecciones que pueden aprender de esta experiencia para evitar cometer los mismos errores en el futuro.
Desarrollo de la autoestima
Trabajad con los empleados para reforzar su autoestima y la confianza en sus capacidades. Destacad sus puntos fuertes y sus logros pasados, y animadles a tener una visión positiva de sí mismos y de sus capacidades.
Plan de acción concreto
Elaborad con el empleado un plan de acción concreto que le ayude a superar el fracaso y a recuperarse con resiliencia. Identificad los pasos que pueden dar para volver a la normalidad y ofrecedle apoyo continuo en la ejecución de este plan.
Una cultura de aprendizaje y apoyo
Cread una cultura de aprendizaje y apoyo dentro del equipo o la empresa, en la que los fracasos se consideren oportunidades de mejora y todo el mundo se sienta respaldado en su desarrollo profesional y personal.